Uno de cada tres trabajadores de primera línea del sector sanitario y asistencial de todo el mundo ha visto morir a pacientes a su cargo por falta de personal adecuado, según una encuesta realizada por la Internacional de Servicios Públicos (ISP) entre más de 2.000 trabajadores.
La ISP dio a conocer los resultados antes de su Congreso Mundial celebrado en Ginebra. Más de la mitad de quienes respondieron a la encuesta de la ISP afirmaron que piensan regularmente en renunciar, lo que suscita preocupación sobre cómo mantener y mejorar los servicios sanitarios. Tres cuartas partes de los encuestados (procedentes de 50 países) afirmaron sentirse cada vez más presionados para realizar más tareas con menos recursos. Cuatro de cada cinco trabajan por encima de su capacidad, y casi una cuarta parte trabaja el doble de la carga de trabajo prevista.
La OMS calcula que el mundo se enfrenta actualmente a un desalentador déficit de 15 millones de trabajadores sanitarios. Los profesionales se marchan en masa de los países en desarrollo. África, en particular, se enfrenta a una grave escasez, con sólo 1,55 trabajadores sanitarios por cada 1.000 habitantes, una cifra claramente inferior al mínimo recomendado por la OMS de 4,55. Estas cifras ponen de manifiesto el peligro de las actuales estrategias en materia de personal sanitario, como en los países de la OCDE, donde el número de trabajadores sanitarios migrantes ha aumentado un 60%.